Mariuca llegó a mi vida para darle el color y estampado que necesitaba. Después de muchísimos años viviendo en con un armario cápsula de manual, en el que color significaba negro, blanco, azul marino y beige, y el único estampado eran unas rayas marineras y un vestido con animal print ( curiosamente mi preferido), decidí contratar su servicio en un momento de cambio profesional y vital. Atrás dejaba una trayectoria profesional de 14 años en la que mi imagen debía ser pulida y neutra, porque todo lo que me rodeaba ya era Arte.

Ese cambio de profesión, esas ganas de sacar a mi verdadero yo, fueron el detonante para pedir que me asesorara.

Su conocimiento del color, de las formas y su experiencia, chocaron con la falsa seguridad que había construido a mi alrededor. Al principio incluso pensé que no era para mí. Sin embargo, fue como si me quitara un velo de los ojos para descubrir que en el fondo yo siempre había buscado aquello, que yo misma había tendido a hacerme con esos colores, a jugar con los estampados en mi vida, que no en mi armario, sin ser consciente de ello. Supuso una auténtica revelación y revolución.

Ese cambio progresivo se vio reflejado no sólo en mi armario, también en mí misma. Me ayudó a crear una base sólida sobre la que sacar a brillar la imagen de la auténtica Esther. Despacio, a mi ritmo, por mi cuenta.

Esa es la clave de Mariuca. Ella quiere que vueles con tus alas, no que dependas de ella para siempre. Y eso, tiene un valor incalculable.